El loco hace el barranco



“El Loco o El Bufón es el símbolo de la anarquía que reina en el nanocosmos.” Eso es lo que dice wikipedia en la entrada de El Loco (tarot), porque sí, sin cita ni nada, como atentando contra la cordura temprana, ejercitando el esencialismo más cutre de lo que es la Anarquía. Pero hoy el tema es El Loco. Relacionante lineal de arlequines, tontos o la juventud. Ese ente del barajar que al aparecer te incauta los caminos, al que le sale en el juego del tarot indudablemente gana. De niño un amigo pensaba que era el perro que lamía (mordía) al payaso. Heredero de la broma y el desatino, se le ve en más de un mazo directo al vacío. Algunos ilustres analistas hipervinculan a Jack (A Nightmare Before Christmas) para este símbolo universal, y es que hablar de la locura nunca es fácil, es esquivar el significante para trocar a otras vueltas inesperadas. Por tal cual el mismo en adorno a las sociedades actuales (máquina insufrible de locos) es destello de lo inseguro, inecuacionable. La Zona (ciudad colonial) alberga cuasi tantos como toda la resma restante de Rep. Dom., aquí se hacía eco de su genética infinita el loco que hacía pirámides con perros (tierna evocación de su antes egipcio), una recoge colillas que solo pide humo, está el necio (fool) que hace conversaciones en nuestras conversaciones, está el loco que es el mejor poeta improv de la isla, el que vende abalorios (partes de su alma), el que pinta en vez de hablar, el que bebe más que cualquier sapiens, el loco certificado, y una caterva más que nos agotaría las ganas. Jan Svankmajer expuso al diablo como arlequín a servicio de los desvaríos de Fausto (Faust, 1994), esa lectura nos orilla a otras dinámicas de los rótulos de ambas elaboraciones. Los Héroes del Silencio adjudican la locura a una avalancha de humores sapiens(ales) “la luna ejerce extraños influjos/que se contradicen y no hay quien descifre.” En la carta del loco se ve el desbalance entre sol y luna. Falla Bunbury en pregonar “la locura nunca tuvo maestro” cuando viene de la tradición del hidalgo Quijano y su empresa monstruosa por ser el arte (análogo del éxtasis demente). Lo cual no es de variar, toda joya tiene su falla si frecuentas de cerca. Esa perla arrugada en la mente es lo barroco. “Tal vez esté allí el secreto de su presencia múltiple en la literatura de fines del siglo XVI y principios del XVII, un arte que, en su esfuerzo por dominar esta razón que se busca a sí misma, reconoce la presencia de la locura, de su locura, la rodea y le pone sitio, para finalmente triunfar sobre ella. Juegos de una época barroca” (Foucault Michel - Historia De La Locura En La Epoca Clasica I, 1986).

Desde la Edad Media aparece sin atisbo de exacta procedencia la palabra “Loco”, en esos albores se le relacionaba más con necedad que con demencia, sin embargo el báculo que siempre lo apoya es símbolo casi ineludible de su vasto saber.

Totalizar un marco teórico es menos prudente, al tema le sobreviene mentir, en tanto tenor al fondo de estos placeres. De lo que se compagina es del Realenguismo: movimiento, gruta de conejos (refencia carrol), nacido a finales del 2008 y consolidado en el 2009, cuyo gurú de formas encarna Enmanuel Peña (zombi). Recordar es obsceno tan si el manifiesto es de la tradición oral dominiperra. Solo hedores de perro muerto (eco Baudelaire) en medio de la vía de la avenida México fue su manifiesto. Licores de sábado en escaleras que suben el grito de infantes. El realenguismo es una postura demasiado cercana a los menesteres del juego cartomántico, no es un azar de monedas, ni una sábana naranja en paredones de la 30 de marzo, marcando el diario en pastel de arquetipos de la deidad Jung. Sino del camino azul. Estelar perro de amanecer y vuelta dragón (borracho tremens). Imperio sentido de los miembros en una puerta china, lolitas trocando la esquina de una seudobiblioteca. “Allí, en ese inmediato colorido y ruidoso, en esta aceptación fácil que es un rechazo imperceptible, se alcanza, más seguramente que en las largas búsquedas de la verdad oculta, la esencia misma de la sabiduría.” (Idem.). El señor que se enmascara del barranco es la sustancia (obscura) del loco. Sin locus ni tiempo/espacio: “El Cero es la Nada, y por ende, también es el Todo. Simboliza también el círculo que se completa; es por ello que el Loco representa tanto el inicio como el fin del viaje.” Crowley hizo su carta con círculos que se entrelazaban en juguetonas platas circenses. Es el 0 y el 22, el vacío y lo eterno, o tan lo escupe mejor Moshe Cordovero, cariñosamente Ramak, “An impoverished person thinks that God is an old man with white hair, sitting on a wondrous throne of fire that glitters with countless sparks, as the Bible states: “The Ancient-of-Days sits, the hair on his head like clean fleece, his throne–flames of fire.” Imagining this and similar fantasies, the fool corporealizes God. He falls into one of the traps that destroy faith. His awe of God is limited by his imagination.” YHVH es infinito, es Ein Sof , curioso contraste (o no?) con la visión de Svankmajer.

“Las ruedas de ocho radios en la camisa de “El Loco” son un símbolo cabalista del viaje espiritual, un Quinto Elemento alquímico. Waite, como la Golden Dawn, suscribía la idea del tarot como un viaje, aunque la idea del Viaje del Héroe es posterior.” (http://luisftenorio.wordpress.com/2009/05/22/simbologia-comparando-cartas-de-el-loco/). El viaje es elemento sine qua non del buscador de cardos y caldos. El pan de semas en derrelicción (The state of having been abandoned and become dilapidated; Abandono de bienes.). Todo ser evocando su poema Urno (…); primor de relámpago a estallar como trueno (evoc: “If you ride like lightning, you're gonna crash like thunder”: "The Place Beyond the Pines", 2012); dynamo sensato del plasma en restaurar los alfileres mensajeros de una nebulosa cual igual a una neurona. Ser )exactamente( el pozo vivo, eslabón, bigbang, conciencia; siendo a la vez bifurcación tensada, trance, fiebre… si el Loco es la carcasa del mito del héroe, entonces el arte es su vehículo. Los sueños de la entropía que devoran desde lo inherente las pasiones humanas. Wolfram von Eschenbach, y no Chrétien de Troyes, ha dicho en su masturbatoria, que Parzival al final llega a un lugar de hambruna donde encuentra una dama de enorme belleza, la reina. (Wolfram von Eschenbach, Parzival. Siruela 1999). El recorrido es violento y debe serlo en orden a instantáneos remansos de interés. El loco del tarot egipcio (probablemente mentira) está parado sobre cocodrilo(s), que afirmaremos del Nilo, posee decorados de ankh, el cielo con 2 esferas discutiendo su calidad, entre otras modas epocales. Esta inocencia oportuna no defiende la cruel ambición de la zoología ni los apartamentos 22 donde el oprobio devora el tiempo. Tampoco es importante tener todas las cartas en pie. La bestia pura impele nuestro can realengo (“perro caqui”: Jaime), los efluvios en la poiesis ha sido desde el alto Diógenes y no terminará, con las banderas negras ni los conductores suicidas. Hay un ambicioso dado en el ron de los días y las muertes, el aire sopla su ceguera, hay runa y fuego en la sangre, donde termina el errante comienza el errante. “How does it feel/To be on your own/With no direction home/Like a complete unknown” (Dylan), O antes “Saxum volutum non obducitur musco” Publilio Siro, no habrá glauco (posible origen de loco) musgo en las balas perdidas que somos.

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