Bestia



Bestia es el nombre del nombre de otra bestia. Los polvos sagrados de “Juan” en sus revelaciones hablan de unas cuantas de estas. En mi reino musical posesan pocas tan Therion. Primero el relámpago y las alusiones a la banda que los traumó (Celtic Frost), luego obscuros panfletos que agotarían el death/black crudo. Nunca entendí porque se les hizo tan fácil abandonar el martilleo vikingo de esos primeros años, pero tan verdad versa que los suecos en pocos futuros estadios imbrican el ego de esas maquetas. Christofer Johnsson se horizonta a hablar de los clásicos temas germanos: violencia “Everything's controlled/Except for the violence/Demented by blood/Betrayer of life” (Time shall tell); crítica social de la más way thrash 80s: “God/Don't/Let/Us/Die/McDonalds/Feed their cows/With our children's/Lives” (Asphyxiate with fear). Beyond Sanctorum trae consejas con el consabido Lovecraft rondando, doom y classical cuestionan un grupo siempre cambiante. “Chaos within laughter of universe” qué maldito disco comienza arengando el desmiembro, así uno se pase solemne por ilusiones filosóficas logradas del mismo distrito del ojo perdido de Odín. En Ho Drakon Ho Megas ya la cosa se kliffotiza a minerales mutantes en el ruido versátil de la sangre de los nombres, y la bestia dracónica rouge intensifica su drama. Góticas reverberaciones de siempre conversan con las trompetas macabras, nunca dejarán a los suecos estas trompas. Maiden se hace mejor presente y las formas de templar la voz en viscerales asuntos. Los hechos sónicos de medio oriente atacan. 1995 ve la oscuridad con Lepaca Kliffoth, una mina tormentosa que va ralentizando el temple a lo pesado y lo Power. “The Dragons and the Beasts king,/The Great Dragon as in our minds fly with” la temática eterna se (con)solida: Evocation of vovin sucede por el colofón y para recordar, hasta con gong, la impeccable prepotencia de sus invocaciones.
Theli surge con la bestia de Set en su carátula. El nombre conversa diferente en los canales de este ahora, dejaré mi seriedad a flote, no es el disco sentimentalmente favorito mío, pero es innegable que es el que con más fuerza resiste el tiempo. Conceptualismos suman un trabajo en arreglos, es cerrado y de carácter por cuanto es su obra tremenda, total. Los vertiginosos propósitos musicales devoran el predecible colectivo. La elaboración teatral e imponente desmiente cualquier alegato de caducidad, estando en presencia de una de las grandes criaturas del oficio. Un intro; la embestida de la gran bestia a caballo del power y los cambios, los líricos balsamos de la guitarra y los teclados, los graves bajones y las sopranos haciendo la realeza, los vientos metal épicos, la llama de Sorath en voz de Johnsson, imperdible. Luego una redundante bocanada de ocultismo en Cults of the shadow que es un paseo por el latín y el acadio y la hiperreferencialidad de perla mellada: THE SEVEN ONES OF BABEL/OFFER THE GRAIL OF ECSTASY/TO OPEN THE EYE OF SHIVA/THROUGH THE GREAT WORK OF ECSTASY. Aproximaciones no muy lejanas al aire semítico mixtado a son de alquimia papiran atmósfera y solidifican el estilo a su máxima gracia. Toda correlación del asirio/babilónico rizoma de transmutación no es la lejanía de las adquisiciones supraextaciadas de los del valle del indo y sus principios eternos, o con los ojos compartidos por Shiva, Ra, Odin, sus canticos son el Mysterium ritualístico que siempre acompañó el lado abierto de los espejos. Luego desierto en Set drogadictando levantamiento del imperio (tesis absoluta), que consagran a cambiar el “Aeon” a través de la perfección mental adquirida por los cultos dracónicos. Intermedio. Nightside of eden reza: ON THE NIGHTSIDE OF EDEN AWAIT THE WISDOMS NEMESIS, y si algo de eso no es entendible, feliz felicidad la de la lluvia. El bajo crece en protagonismo hasta que el tema sucumbe a su cabalgata valquírica (también vista en el tema 8). Opus Eclipse instrumentaliza casi sin humildad en su duración. Invocation Of Naamah es el sacro ángel de la prostitución que junto a Lilith acosa niños a la epilepsia, esta última palabra es el descriptor de la canción en cuestión. La siguiente es la infinita Siren of the Woods, letra en acadio voz dueto bella y bestia (voz grave y limpia no gutural), imposible de describir, a lápiz o pixel, infaltable entre las canciones góticas de la historia finita de los sapiens, culmen del álbum, magno improperio contra lo feliz. Nergal el protagonista aparece como tesis evocada y erigida después de una obra completa de arengas negras. Postludium. Seguimos la discografía con A'arab Zaraq – Lucid Dreaming mi obra sentimental, con covers de los dioses regentes de lo pesado y atmosférico en el saber de Therion. Todo esto no dimite de echar por tierra lo de que un álbum no puede tener un grueso de covers y aplastar en cualidad a otros. Lo integran la banda sonora de Golden Embrace (del cual no hablaré), versiones de estas, y canciones que no tienen que envidiarle a las de Theli, cual In Remembrance una de las más oscuras del conglomerado: “Into aeons of the dark supreme”; Black Fairy para cuando te enamores de un súcubo; los arreglos al clásicazo de Scorpions: Fly to the Rainbow perfecto para transmutar a muspelheim; Enter Transcendental Sleep un mantra calmoso, firme. De entrada Vovin es de decir que puede colmar las nauseas de los más darks, entre el Draconian trilogy, Clavicula Nox (tremenda navaja), o Raven of dispersión; pero los siempre raros acontecimientos de estudio que incrustan a Wine of Aluqah, una arregladísima heavy metal de vampirismo alquemizado o The wild hunt, una pegajosa vuelta a folklores vikingos, dan a poner en el altar de sus materias. Crowning of Atlantis comienza con la rola del mismo nombre a su vez pone los estándares a niveles de cappella y neo clasicismo repetido pero de gusto. Si uno sigue con Mark of Cain se embebe en que los entandares líricos son indolentes a jugar con sus presupuestos (ochenteros) más coherentes, hiperfácil lo ponen los suecos. Los demás covers son escuela, para variar. Deggial son secretos de esfinge sin Edipo. Eternal return que no es menos que un homenaje al Iron maiden anterior a Caught somewhere in time (más cercano al Piece of mind), peca sempiternamente de comenzar o como ellos dirían: “Kronos is drumming”. Una corona esmeralda desde la carne de los dioses: Enter dreamtime, the continuum of space/The gate of time/Is what you can reach/Flesh of the gods will fertilize the mind/The fruits of god is what you will eat. (algo así dijo tomo Tolkien para sus silmarillions) Y sí, ya hemos dicho que el tema no importa, es la forma, por esto Therion reduce su temario elíptico de todas las culturas para adoptar su caldo sumario a todo. Via Nocturna cierra indirectamente con otra amalgama progresiva de inclemencias en ingenio. 2001 trae Secret of the runes otro de los anaqueles impolutos de la banda: Ginnungagap abre tan el hoyo malsano que es; Midgard es tan aburrida como el mundo; Asgard no es impotente; Jötunheimr aplasta en todo sentido de martillo y tambores; Schwarzalbenheim ritmia agil, sopesa nada, pide nada, existe en su tiniebla; Ljusalfheim resplandece en suspiros al lado de guitarreos poéticos; Muspelheim es calma extraña para aquelarres autóctonos del fuego preciso; Nifelheim ruida a vida enterrada en hielo; Vanaheim es de esos temas donde los escandinavos apelan al virtuosismo como pretexto a intercalar en sonoros destellos de impredictibilidad técnica (otros son Abraxas, The Khlysti Evangelist, y el citado Wine of Aluqah); Helheim conversa con diosa ambival todo/nada en su praxis; Secrets Of The Runes es el telón del viaje a descifrar los atributos rúnicos, imagen de los lenguajes que atreven puertas, pasar a los estadios después, lingüística de aspectos silenciados; Crying days es otra de Scorpion que enlazan a por la maqueta (impredecible) de forma genética; el otro cover es Summer night city que evoca tanto de lo que nunca pensó ABBA. De Lemuria, salvo a Lemuria y Abraxas; de Sirius B, The Khlysti Evangelist y Sirius B; es de saber que las demás son repeticiones chuecas de lo que la banda provocaba. En Gothic Kabbalah se toma en aprecio el trabajo conceptualizante que resume toda la opus de la bestia, breves instancias de ingenio son Son of the Staves of Time (honor a Johannes Thomae Bureus Agrivillensis), Tuna 1613, partes de Trul y Gothic Kabbalah, T.O.F. es de las pocas demencias técnicas que se cabalgan a maelstroms defintorios, Adulruna Rediviva quiere haberse epopeya logrando quizás un lastimero “bueno”. En postludium es de recalcar que me faltan 2 discos de los señores a quienes dejaré en continuo continuará. Los alimentos audibles de los nombres que busca está bestia (Wagner) están siempre en cinética, pero no implica que no hayan mermado el paso, así los dioses terminan su tinta, los martillos sus caídas. He de bostezar que esta bestia ha logrado cuerpos pendientes, de donde beben los canales del absoluto. Aún vibra.

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