Dáctilo Zapato



“Lo flexible y dúctil es lo vivo” eso dice Tarkovsky en forma de voz poética en una escena de la película Stalker. En la misma se contrapone diametralmente a lo “rígido y fuerte” a lo cual equivaldría lo muerto. En base a esa premisa elucubramos un patetismo que nos puede aproximar a que si lo Oral es lo flexible y dúctil, ergo la escritura es lo rígido muerto. También nos ayuda a especular necesariamente sobre las condicionantes de los escándalos que suceden cuando la cristalización o encaramamiento de la “occidentalidad” se atenta con la fugacidad oriental, cual cuando se borra un mandala luego de un arduo trabajo de confección.

Buenas, el siguiente divertimento a lo que le hemos llamado”Poesía que se canta”, a viso de coloquio, conversación, más que convencimiento, sobre la relación entre la poesía y lo cantado.

En este apartado, las muletillas de la ontología nos ayudan a hilar ciertos afincamientos. Si es cercano pensar que la poesía como término no es un término para nada; dando un breve y somero atisbo de humildad al leer definiciones, excavar semánticas, escuchar ruidos, notamos el carácter arbitrario de la cosa poética; a enormes rasgos podríamos decir, como quien escupe la traditio griega, que la poesía es una ejecución literaria capaz de manifestar belleza (lo que sea que sea eso) mediante las palabras (tanto en lo oral cual en lo escrito). Siguiendo con los griegos notamos que la historia los bendijo con el darwinismo de permanecer en el trasfondo de la religión cocacola de este lado del mundo, el catolicismo. El niño lindo llamado catolicismo amparó no solo su nuevo testamento en atributos, gracias a su traducción encontrada en griego, en esta cultura. El imperio, romano por su puesto, los toma como valium y placebo de sus travesuras históricas. Para no alargarles la arenga demasiado, San Agustín y Santo Tomás bebieron de la filosofía griega, el amparo conceptual teológico bebió de esos remansos. Nadie puede negar el pensamiento griego y más si partimos de que la “manera” de pensar es, como ya dije, encaramándose en los hombros de Aristóteles o Platón o los Vedas. Ah, pero ahí anda la sorpresa, luego de ilustrarnos un poco Europa paré un niño feo y molestoso llamado Schopenhauer, el cual con ayuda e influencia de un maestro cuyo nombre se me escapa y con la fiebre de las traducciones del grandioso siglo XIX, se cobija de muchas mañas del llamado “lejano oriente”, aka la tradición de los upanishads. Este rictus marca posteriores pensadores como el olvidado Stirner, el glorioso Nietzsche y los subsecuentes Heidegger, Foucault, Derrida and so on and so on.

Y ustedes tal vez se pregunten, qué (coñazo) tiene que ver esto con la poesía cantada? Partiendo de ese muelle diríamos, siguiendo tratando la humildad como escudo, que un ticket del metro o un códice legal sumerio no pueden encarnar la poesía. Tales disquisiciones nos metería en el eterno problema del saber y por lo cual nos hacemos preguntas de Agripa el escéptico : lo incierto en las reglas sociales y las opiniones de filósofos (uroboro a lugar) , toda prueba necesita una prueba ulterior y así la siguiente, el ojo del que mira cambia la cosa y el ojo, asumir en axioma lo que a uno le plazca, y otra que es más de lo mismo. También tales disquisiciones nos pueden meter en las vanguardias del s. XIX (parnasianismo, simbolismo) y albor del XX (futurismo, cubismo, dadá) de lo cual ya hemos leído bastante en la poética dominicana de los 80s.

Sin más obscurantismo nos vemos revocados a admitir (con hálito temerario y un tanto convencional) que la forma comunicativa de la tradición oral nos da claves para una aproximación de lo social en el ser tratado. Como instrumento y accidentante social el sapiens que hoy en día esputa dembow como arenga desde sus instrumentos (dígase temas de droga, cabañas, cuartos, mujeres y demas) no es muy diferente al ripio de la evocación barrial y protesta de quilombo como lo fue el RAP hace más de 40 años, griot de negro en la urbe que estaba adobado por el góspel y/o el jazz, que a su vez arrastran una larga tradición de negros cantando en las plantaciones de algodón o en algún ingenio de los Vicini. Sumémosle el Harlem Renaissance de los 20s, sumémosle el café Voltaire de las vanguardias antes señaladas de hace más de 100 años. Así la boca se nos va de boca, los sufrimientos humanos que usamos para quejarnos son los mismos que nos dan una piara y un pan. La revolución industrial inglesa modela de forma práctica los inventos anteriores (algunos chinos algunos hindúes) para mecanizar el confort del ente que piensa. El siglo XVIII y el XIX explotan el género de ese grupo de confort, con la novela. Anterior a la “diosa razón”, el barroco, y el hombre central del renacimiento, la vida de la literatura o los cánones nacionales no eran menos que secreteo de sabios en su idioma o aventuras contadas por otro griot, el trovador. Y así podemos ir retrocediendo en casi cualquier cultura hasta llegar a los rudos artefactos que se crean en la maña de narrar, como la boca frente al fuego. Las hazañas del mamut o el carro volador en llamas.

Si todavía no se vislumbra mucho el factor de relación entre poesía y oralidad, aun cuando la poesía como las leyes como la historia como las costumbres eran parte de esa forma de transmisión de información, seguimos datando artefactos de sopesamiento.

Retomando el aspecto no tanto dialéctico entre occidente y oriente, es de tomar en cuenta que tanto himnos, escrituras védicas, conocimiento secular, como mitologías son transmitidos en paralelo en tradición oral y escrita en el hinduismo y el budismo. Ese aspecto cuasi negado por una rama occidental dicta mucho de lo que puede faltar por enriquecer o al menos entrar en diálogo. Tengo un amigo que dice que no hay salvación en nada, ni siquiera.. pero , qué tal si conversar con otros factores pudiera no solo robustecer o dar capas a un enfoque? Qué tanto de eso no está presente en las academias europeas y no se toma o se llama a cuenta de muchos círculos mediáticos de zonas de confort?

Muchas veces vemos la cohorte de opinantes desmantelar a favor de la “madre estética”, “los viejos tiempos mejores”, o decir que lo posmo es una fragancia de baño, una “teen spirit”. Un atacante que opera esa trampa del lugar. O como dice Capernaut, dime qué escupes y te diré a quién estás besando. Reitero, no es solo decir Tarkovsky estaba en lo correcto por lo “dúctil y lo fuerte”, es también, entre otros, querer volicionar a una pesquisa que pueda ser menos problemático que “lo oral o lo escrito”.

Pongamos lo siguiente: es casi una quimera si monto un bar en el cual las reglas las ponga yo. Un bar en el cual se brinda solo midori, porque me gusta mucho el verde. O ajenjo. Sí, ajenjo. También. Ningún aberrante querrá nada más. Ningún discurso de Churchill, ningún historiador, periodista, o filósofo de apellido Bergson. Sin embargo podemos hablar de analogías menos vítreas, digamos la épica y la lírica. Tomemos lo que dice la querida Camila Henríquez Ureña por ejemplo; “La epopeya es eminentemente objetiva. La personalidad del poeta se abisma en el espíritu colectivo, y sea quien sea el autor, se hace pueblo para cantar la vida del pueblo. Cuando, al correr del tiempo, la literatura se hace más personal, se pierde ese objetivismo de la narración; la epopeya en parte muere y en parte se transforma; se mezcla con la lírica, o con la filosofía, o con la historia, o pasa a ser, de narrativa, activa, cuando, con Kalidasa o con Esquilo, los dioses y los héroes suben al teatro. Todas esas transformaciones de la narración las presencia la Edad Antigua; pero no nace entonces la novela. (…)La Edad Media es la que da nacimiento, al mismo tiempo que a las lenguas modernas y a las modernas nacionalidades, al género novela.”(1) Luego cita al Roland, Siegfried, Cid, Rey Arturo. Como ejemplos del héroe que encarna el ideal de cada pueblo. Luego en el oportuno título “Los Viajes del cuento” del mismo libro, Camila nos dice: “El cuento tradicional es un género esencialmente oral. “El llegar los cuentos a un cultivo escrito es [dice Menéndez Pidal] un accidente extraordinario acaecido en pocos países y siempre tarde.” Por lo mismo que no requiere forma fija, el cuento tradicional cambia con facilidad de territorio y de lengua, es viajero y cosmopolita.” No con esto quiero afirmar más que acercar la cualidad empática entre el cuento y la lírica, ambos en su modalidad oral. Pero de seguro podemos percatarnos de su lejanía para contra la épica. Con una modalidad más en lo estático, solemne y tal vez, doctrinal. Más adelante Camila añade, volviendo a su “Cómo nació la novela”. “El descubrimiento de la imprenta trajo consigo la propagación de los libros y el hombre empezó a adquirir la costumbre de leer silenciosa y solitariamente.” De este modo deja caer como un vaso de buena agua que la novela no tiene mucha cercanía con la vitalidad errabunda de cómo se maneja el cuento y la lírica. Y si sumamos que esas diferencias existían en el ámbito oral, tal vez podemos elucubrar que bajo la corona de la imprenta solo se limiten esos horizontes. Edward Hirsch en un artículo en LitHub se suscribe a un temario parecido: “The intimacy of lyric—and the lyric poem is the most intimate and personally volatile form of literary discourse—stands against the grandeur of epic (la intimidad de la lírica-y el poema lírico es la forma más personalmente volátil del discurso literario- sobresale en contra de la grandilocuencia de la épica.)”(2)

Bueno, dado la intimidad que llevamos me parece justo caer por lo menos en 2 ejemplos del empleo de tradición oral a la hora de ajustar la tuerca del ars poiesis.

Primero, Dylan. Sí. El Robert Zimmerman de siempre. Lo que se puede decir de él nunca ha dejado de decirse, ni lo hará. Por tal, acorto la perorata que me sonroja y voy al meollo de la tonada. Alessandro Carrera nos dice que en la canción Motorpsycho Nighmare del Another Side of Bob Dylan, “aparece plasmado el viejo motivo burlesco del viajero que tropieza en el camino con una mujer desvergonzada, asuntos que en inglés se remontan a Los cuentos de Canterbury y en castellano al Libro del buen amor e incluso con el encuentro del Quijote con la Maritornes(3). A la vez directrices a La Dolce Vita y Hitchcock”. En casi cualquier cuadrante de la topografía escrita de Dylan vislumbramos esos personajes sin dirección que enfrentan su destino con un ojo y astucia burlona. Tema harto recurrente en la narrativa universal y que sirve de pivote para la mayoría de los ecos cantores desde ardor primero de la humanidad. Un humor que rasga los velos del cine de arte cercano hasta los conflictos políticos de la caza de brujas en USA. La referencia a Rita y la ducha en Psycho juega sin tuteo con el título de forma un poco más que grosera si traducimos nightmare como yegua de la noche, asuntos que no eran del todo lejanos en las maniobras semánticas del bardo de Minnesota. En All Along the Watchtower el video-ensayista Nerdwriter(4) trabaja la idea de la inútil círcularidad de la trama relatada por el bufón en la letra: “There must be some way out of here”, said the joker to the thief.” Anteponiendo las últimas dos estrofas a este comienzo, le da el sentido más absurdo a la ya per se enrevesada historia de la canción. Los referentes bíblicos, el libro de Isaías para ser precisos, son abordados tanto por Nerdwriter como por Alessandro Carrera, aun iguales pueden sacarse referentes del tarot con la torre como símbolo de cambio y revelación, apocalipsis quizás?, o el joker-bufón arengando el caos y la disposición de barranco y bala perdida. También temas infinitamente habilitados en el cancionero del citado. La búsqueda de Zimmerman en los referentes del camino, los sarnosos Robert Johnson, Woody Guthrie y por supuesto Chuck Berry, no son meros cimientos fortuitos en ese saber hacer del artista. No es esporádico que nuestro dios Luis Días y Violeta Parra (la madre de la canción latinoamericana) hayan sido investigadores de las tradiciones folklóricas antes o durante la confección de sus particulares obras. En ese, y es ese, terreno lleno de microbios y minerales estudiables donde doblan las campanas de la oralidad cruda. Prístina. Manantializada para que la hagamos escoria de fábrica o grafito. Termino con Dylan con una de mis favoritas, It takes a lot to laugh, it takes a train to cry. Un blues de camino, aunque Tony Attwood, un conocedor de Dylan piense lo contrario(5) , con aires de romance que no marcan el peso de la picardía sin entonar el desarraigo de nómade que viaja en tren. “Quiero ser tu amante/no quiero ser tu jefe/no digas que no te advertí/ cuando tu tren se vaya”. Aéreo y certero en su vacilación, el yo poético se vierte con imágenes del paisaje. El sol, la luna, las temporadas, los árboles, las colinas donde puede morir. El mar. La referencia al tren como artefacto que lo lleva por la emoción importantiza la posibilidad de nihil. A su vez hace la metáfora vital un tanto corrosiva, lunar, encarbonada. Aferrado a una imagen de amada y a preguntas que realmente no parecen importarle diferente. En ese rubro, el ser ambiguo reina, y pocos como este señor para hacer valer las historias cantadas ambiguas.

De segunto Tom Waits. Tomé Nighthawks at the Diner una producción en donde el susodicho oportuna un montaje de nightclub con banda de jAzZ en un estudio de grabación. Aquí da apuntes de un pormenorizado empirismo sobre la vida nocturna de bares y diners. Que pasa, que así como se acusa los habitantes de esa zona roja, se acusa su fonética, sus maneras y manierismos. Las herramientas del spoken word, el hecho de que Waits no escribió nada si no que se valió de su materia de actor, humor desdichado, de vaso de whisky dejado por el tedio de otro vaso que le mira el ojo, de la improvisación. Los fanáticos y amigos invitados se iniciaron con una strip dancer y luego con el jugo del asunto, Tom y la banda. En “huevos y salchichas” , traduzco para no parecer snob. “In a graveyard charade, a late shift masquerade” en una adivinanza de cementerio, la mascarada del turno tarde. Por supuesto la rima se muere en la traición traductora, pero queda un retazo de noche chillando como un bombillo en una esquina. Cuándo una barra no es un cementerio de arlequines y saltimbanquis masones después de media noche?, mientras la mañana cae como una pipa de plomo (6) termina el contador. Y eso son, ustedes somos, halcones en el borde de la barra de Hopper, asuntos pendientes. Noir pendientes, que como toda pintura Hopperiana tiene un succionador hacia lo obscuro, lo desconocido, en este caso la urbe. Esa violencia en el fresco de Waits, o sea, en este álbum, tiene su paz agresiva en ocasiones. Pero se vierte mejor en la autoburla y los arcanos poéticos: pero sé que cambiaré esa tonada/ cuando estoy debajo de una mantequillosa luna que ha derretido una cara//fue aproximadamente a esa hora que el sol salió arrastrándose amarillo de una alcantarilla/ en el pie de la calle 23a y una luna drácula en un disfraz negro/ hacía su recorrido de vuelta a su habitación pagada(…)(8). Los presupuestos poéticos nos salen caros cobrarlos. Una producción que no es enteramente en vivo del todo, amparado en un pintor con manejo de lo siniestro e investigativo en cuanto al concepto de la maqueta. El jazz lluvia de fondo. El cantador arengando las travesías, los ahoras y las pendencias del mundo de pillería y picaresca. Es casi nunca haber salido de la cueva, la caza, la comida en el fuego, los retoques de pigmentos en la pared, las consejas de pavor, humor, espirituosidad y aprendizaje. Es casi cambiar un pulsar por otro, un tintero por una jeringa. La oralidad aquí debate y optimiza los acervos que convertirán al perro de la lluvia. Con este cínico se ladran todas las ferreterías de la poiesis.

En las conclusiones. Vale decir que no hay ninguna. El credo se lo forja uno y las preguntas uno las avasalla en los escarpelos que siembre. Cierro con una cita de otro arkano de la cinematografía, Sergei Parajanov en su cinta Sayat Nova (El color de la granada), “cuando mi marido y yo fuimos a Tbilisi fuimos a la plaza turca donde había un baño público. Nos tomamos un buen baño. Cuando salimos a comer algo de asado oímos que un trovador había llegado a la ciudad, fuimos a verlo, pero no era un trovador, era un zapatero”.


1- Henríquez Ureña, Camila. “Estudios y conferencias”. Letras cubanas. 1982.
2- http://lithub.com/10-essential-terms-for-poets-and-everyone-else/
3- Bob Dylan. Letras 1962-2001. Global Rhythm Press S.L. y Editorial Océano S.L. 2011.
4- https://www.youtube.com/watch?v=In6gCrGeZfA&t=214s
5-“Meanwhile we should remember (and contrary to many commentaries) is not a blues. It has neither the pounding rhythm, nor the sadness, nor the fundamental chord structure of the blues. The descending bass line in “if I die on top of the hill” (G, F, E, D, making the chords G, G7, C, D) is pop, jazz and dance music, not blues.” http://bob-dylan.org.uk/archives/345
6-“Now the lead pipe morning falls” Eggs And Sausage (In A Cadillac With Susan Michelson).
7-“But I know I'm gonna change that tune
When I'm standing underneath a buttery moon That's all melted off to one side

It was just about that time that the sun came crawlin' yellow out of a manhole
At the foot of 23rd Street and a dracula moon in a black disguise
Was making its way back to its pre-paid room(…)”Nighthawk Postcards (From Easy Street).









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