Hagas lo que hagas no entres esa puerta



En los audiovisuales últimamente (para darle pedigree de blog al esto) somos en toparnos con varias comas instantes de pormenor. Los Amantes Pasajeros de la deidad Almodóvar demuestra la misma circularidad aérea (ovípara-pun intended) de las opus del maestro de los culebrones y las labores kitschporno, las pastichosa maleducadeza española, pero de él hablaremos en otro número. Rever al último autismo hermeticum de Refn (Only God Forgives, 2013) y darle para atrás a sus demás cooperaciones con el sintetizador ochentero, los mercaderes de polvo y ángeles de la muerte nórdicos. Ya he hablado de OGF, así que pertinente es bostezar sobre lo otrx. Es válido poseer un arlequín siniestro en Tom Hardy o Mads Mikkelsen haciendo el ragnarok de la purga cual una iglesia nórdica en llamas. Es valor y valer el mate de las cofradías y los errores graciosos de las Pusher. En todos los bemoles Refn dispara un mapa de titilaciones entre violencia y provocación a negros humores. La escena de Frank y Tonny en el carro haciendo comentarios pendejos es tan memorable como su odio por Tarantino, aún si este emula al Pulp valeroso. Las explosiones de rojo en Drive melcochados por las supuestas borras de burla al cine de los perfectos de los eighties le cae de ganas a uno en las células. Homenajes de cinefilia extrema, y patentes ganas de chupársela a Jodorowsky. La práctica neutralidad de los personajes femeninos entabla su plantilla de arte, cuando no una homoeroticidad impecable. Pero me jarte de Refn; también reveo Evangelion que me parece una sobrada educación de prototipos en concierto : yagas borboteando entrañas viscosas. Luego hostigo. … .

Donde el desvarío procaz de los audiovisuales abordan llegué a Fanny och Alexander, 1982, de otro vikingo, Bergman. En tal obra uno podría simplemente tomar apuntes de actuación y terminar con que incluso la nieve lo hace mejor que uno en la vita nuova que nos convidaron nuestros ancestros. Crítica a la férrea institución del cáncer (católica); muñecas rusas que no solo aspiran Hamlet o Shakespeare (Don't act like you're Hamlet, my boy. I am not Queen Gertrude, and your stepfather is not the King of Denmark, nor is this Elsinore. Even if it does look gloomy.), sin embargo colofona con el compatriota creador Strindberg: “Time and space do not exist”. Cábala juega disfraces de eternos en personajes que nunca duermen; enigmático Ismael que provoca el fuego en los monstruos duermevelas de la cruz salvaje obispal. El pasado empantanado del hacedor de moral irrumpe en el ingenio del prota. La muerte, los fantasmas, la felicidad y la lujuria, el castigo, derrota y el cambio; en temas la obra abarca tanto que parecería cual si el naturalismo se acostara con una estatua guiñándote (el ojo). Bergman acopla todos los colores necesarios para hablar en una larga temporada (de chocolate) burgués. Todo el cuidado fabrica, un poco más no es desborde.

En “El Árbol que rota” de nuestro querido Capernaut nos recuerda que el tiempo es menos que una enciclopedia, y que frutos de ramas doradas son tan banales como un museo; tal impasse no es descuidar el parangón entre los citados. Sin duda Refn sabe mucho a mierda delante del maestro de suecia, y solo Bronson podría escapar del asesino perfecto que es el temps du ars : “Un amigo de aficiones filosóficas, muy conocido por su bondad y filantropía, sugiere que el sujeto elegido debe tener también hijos pequeños que dependan enteramente de su trabajo, para ahondar así el patetismo. Sin duda tal precaución sería juiciosa, pero no es una condición en la que yo insistiría demasiado. No niego que el gusto más estricto la requiera, mas, a pesar de ello, si el hombre es inobjetable en cuanto a moral y buena salud, no impondría con tan exquisito rigor una limitación que puede tener por consecuencia reducir el campo de acción del artista.” Esto lo dice el vampiro De Quincey (bolaño), un prosista sin percance, y es a empalme con todo lo refrán o con nada de sus vahos imaginarios. Común a cuando la primera palabra de Fanny & Alexander es “Madre?”, la última es “patrones”, no me quiero poner Shklovski con ustedes pero hay miles de poemas que no entroncan las lecturas a lugar (y más conociendo el cebo central de dichos polos). El arte como técnica mata. Refn es herencia de dogmas o vacilaciones amateurs (porno intended); it´s a sin es una buena escena en el sanatorio infinito que es el hotel en Bronson, y en la búsqueda de salir de los aros salvajes de sus ecos característicos (ibídem) en cuasi total de su cincelaje. Bronson es oscuro personalismo con paciencias cerebrales acusando a un Kubrick: again violence as art/violence is ars. El sujeto es presentado cual bestia, el mismo escala a identidad (con ayuda morbosa) y luego la sobrecoge, becoming el mismo la obra, lo cual es la metalectura mejor aplicable a cualquier objeto/sujeto del hacedor de formas, espejos e ilusiones de fireworks. Locura en su tenor aplicable. Impertérrita.

He visto a su modo Nostalghia 1983, de Tarkovsky. “Domenico: ¿qué clase de mundo es este en el cual un desquiciado te dice que deben avergonzarse?” En donde se ponen claras sobre las ñs las virgulillas del Hacedor. Fondo/Forma son verbo de una domesticación de los referentes. Persistencia del dolor, por tal (nostos: regreso a casa / algos: sufrimiento) brumas de huesos del pasado encerrando el eco crónico de los espejos acuosos o los estanques a cruzar con el Prometeo en pos de la no muerte; al tanto el “demente” a lo bonzo baila su caer. Adjetivar sobrecoge a los insensatos. Este celuloide batalla desde cuasi total angulación de óptica. Manejo a su modo de las formas del proyectar y dirigir, prolongando como una estepa, el derruido baño de la tradición “Quest fo fire” (Maiden) la herencia que los hombros antiguos nunca deja de acosar, como un ramillete de historia reglamentando el dónde ir.

La familia y el fuego son pieles infinitas a estampar en una caverna de cinema; el crimen es tan de sujeto y corre por algunos de estos tropezones estéticos. El signo resta demarcar, qué tanto la tradición dionisíaca hace caernos a sus rupturas con la Kristeva, ese instante de poiesis es lo que sabor otorga a la luz que inyecta a la falla retinal. Salud.

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