Eklegein para los salmones




Los positivos tienden a acercarse un poco demasiado peligrosamente a lo cursi. Es así el caso de Fito o Calamaro, este último con menos caídas. Axiomas de índole a cuestión de objetos que quieren otro cambio, otra pose. Salmonear con huellas y fugas a el confort de discos tan díscolos y melóticos cual este del Andrés. 5 escamas sonoras de alto calibre para bostezar la soltería, los bares, el juerguismo de nombres femeninos que rastrillan.

Lo que nos atiende a positivos tiene ese dark side con problemas de si el hígado revienta, ese rodar de piedras de bardo rocker a lo Dylan o Richards. Es el mismo rodar que nos revienta hacía el río de refractaciones ontológicas, encontrando un Apocalipse Now, unos freaks, unas malenas de tango en su eco. En el pastichoso universo Calamaro, una Alfonsina (nótese la acuosa relación), Chicas (algunas), Output-Input “hay tantos nombres de mujer que no sé dónde empezar”, Laura, La diabla, No woman no cry, Oh Darling, la incontenible Lorena, la citada Malena, Valentina, entre otros seres memorables, se decanta la vida en su más y mejor contentura frágil y costosa.

Pos ya con elementos cual los anteriores se medita un orbe aproximativo de la ciencia del señorito. Que si lo molestan por porrero, vale madre, una extensión de artista se le indulgencian vicios que al final afinan su rodar de roca. El mismo quiebre que aplasta arbustos y sella cuevas, forma y forja montañas, metamorfea en pan y sobre todo vino, mucho vino de copa rota y sangrada.

Es pestoso hablar tantas bondades de un álbum o un artista whatsoev’r pero cuando uno se caga en todo y toma las direcciones del espectro opuesto a la vida de nuestra vida, la cosa es todo lo que Parménides o Heidegger apunten querer especular que Es. En un todo regular e indulgente, un culmen de positivo con sus remaches de cursilería es tomado de un golpe. Como un puño de sangre gritando al límite.

Crucificando el tiempo en costado envés de barrio de tango. Revistas de papa say cocaine to sexy sadie’s POP. Entra políticas de mundanal al recoveco de plexos embarcados a salir del séptimo hijo varón y de todo eso nadie sale de Buenos Aires sin tango en los talones. Salmonear uroborando el cauce (causa) desde la materia melopeya, terminar el monumento eclecticísimo, palabra del griego eklegein, «escoger» bordado cardinal de los aspectos de la actualidad after de la fiesta postmoderna del ARS. Apologuemos un barroco autofagista que reducta y conducta genomas sonoros de todos los charcos (arrabales, cunetas), hence escoger. Paraísos perdidos y Este es el final de mi carrera colofonan una entelequia que vuelve a volocarse al Output-Input del salmón eterno de la vuelta. “Siento llegar al vacío total/De tu mano me voy a soltar. /Dame un poco de tu amor/Yo a cambio te ofrezco/Una montaña de horror. /”.

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