EL GOCE



“De hecho, las pinturas mismas eran un adjunto a estas artes (figuras), quizás el sacramento central; hay certeza de que estaban asociados con la magia de la cacería”
Joseph Campbell

A poco pensar que se escribe “Una estrella podrida velando su cadáver” no nos llaga un entre los dedos? Esta imagen forma fracción del compendio de textos La Noche de los buzones blancos de Pedro Peix. De cuyo discurrir ameritaré unos instantes.

El texto, cuento, capítulo, hospedaje o lo que sobre, del cual sale la frase es Último acoso en el bosque de la canela. El autor arranca con el uso de la historia coral, un quejido polifónico, sobre injusticias del trabajo rural. “Esas moscas también zumbarán en su alma” el contraste entre lo éter y lo tierra dilapida el acento. El caballo del frenesí arrebata la falocracia del déspota con poder, un intercambio de símbolos en un texto manejado por personajes femeninos. Ironía?

Entonces tomamos la paciencia de indagar en el carácter de poiesis simbólica de los demás textos.

La balada del viudo Salomón era el segundo, “…yo la velé solo: yo y una parca comisión de lirios”, eso resumiría casi todo el texto.De nuevo un choque interesante entre el hecho de viudez y el personaje llamado como se llama, Salomón. La técnica desplegada cabalga entre los hechos en primera persona y recortes de expedientes judiciales, aquí presumimos que su grado en derecho le facilitó los ajustes. Al igual que en el primer y los demás textos, estará intercalado a modo de muestreo un conglomerado de imágenes que bailan entre la pintura, las fotos y el dibujo. En las cuales se juega a la documentación, la pedantería, el humor, el erotismo, lo cursi, lo banal, lo didáctico y hasta lo chocante, en el modo más elemental de los pastiches. En fin, una enramada de elementos que en dicha época 1980, ya estaba teorizada como postestructuralismo. El final sorpresa que tratará en cuasi todos los textos amerita un engranaje superior a la mera expectancia del clisé, luego de haber sobrevivido el huracán Bosch, el homenaje o la burla de tales finales puede acercarnos a una pautación más sensata del trabajo de Peix.

En Introito mortal aparece un padre de lo más revolución (teología de la revolución?), accionando el humor negro con el humor sacro y si se quiere lo contrario a la vez. Construido a base de la partes del rito católico, con femme fatale, pleiteros dictadores, hostias de traición y el casi siempre personaje apolíneo arengando el conflicto.

¿Dónde viven los pinos más callados? Es la mitificación de los espectros de la historia para que la prole venidera sienta un poco de calvario y “sentido” al entrar al marco ficcional que es la vida. El coronel, al igual que Lorenza y el padre Cárdenas, repite como ente superyoico muy popular en la novela de dictadores y de la tierra que marcó el estallido de los chicos Boom, y por ende se descarrila a las lecturas del autor citado. Este asuntaje es recargado por el pastiche y lo patético, a su suma: Terranostra, El otoño del patriarca, El obsceno pájaro de la noche, La casa verde, y por supuesto, Rayuela. Ese ahínco virtuosista se irá un poco más al diavlo con los mc ondo, el crack, y demás, devenir sensible del arte.

En La despedida, los párrafos son alongados al tono sibarítico que solapa fondo/forma, montaje tipo película, 11 imágenes, una por página. Mujer independiente y hermosísima (Lucía) como nos tiene a su tacto Peix. Ella es el tejido guía de una historia de familia bien pudiente y acomodada solo acosada por la hoz del tiempo, el nostos y las algias.

Esa Oscura Jaula donde vuela a su placer el ruiseñor es un cuento/poema, )por su ensarte en versos(, cosa poco vista en los horizontes técnicos del patio. “alguien/que aún sentía en el brocal de su garganta/las babas de adulterio viscoso” poderosa imagen que retumba un poco después de leerla, concretando los semas de humores que empalman la sinestesia correcta. “vellos había de albas raíces/ (cual moscas violadas en silencio)” una vez más, se decanta por el erotismo en su rizoma de mejor calidad, lo grotesco. Aunando los lunares de escotes, nudeces, y placentas de lo éter y lo terreo. Según Foucault, Laercio dice: “una gota de cerebro que contiene en sí un vapor cálido”, con tal sexualidad se apropia del tema del semen el griego como se apropia de la pornoliteratura el incumbente de estos exámenes. Una gota más de lo normal es el grado, pero sin hacer un fango. El crudo gore de guerra, el erotismo descabritado, burla lo sacro, hábil humor del eros, “ceremonia voluptuosa..el mismo crucifijo/abatido entre corpiños deflecados”. Personaje del vástago busca al padre como a su existencia, religión como al thanatos que cura el eros del peso de la trama. “me asomo como golondrina sin cielo/buscándote padre, buscándote/acaso como si en esta tierra/el mar fuese/el más hondo escondrijo de la muerte”. Después del yokasta/Edipo – acacia/vid , se ancla la metáfora 1916 como colonización rapaz, sensual. Capas de un texto tremendo.

Los Hitos es un paseo estigia de un sanguinario presidente caronte (Tapia Luzbel) como guía. Iniciático hacia canjes obscuros. Porta tensión, justeza y técnica de diálogo al mejor tenor del patio. “En que charca harinada de estrellas me encontraste?”

Responso para un cadáver sin flores tiene diálogos entre narradores distintos, luego una batería de diálogos de personajes, suerte de guiño a Mientras agonizo en la trama. El ciclo(circo) de la muerte, su danza, su vanitas imperturbado por la continuación de la rueda de la violencia, vista como justicia.

La venganza de un fantasma de verano tiene su ojo en la crítica colonial: “..todo lo perdían los encomenderos por una reina que nada sabía de indios ni de lagartos había que verlos arrebatándose títulos y cédulas reales vendiendo indulgencias ya amarillas a cambio de clítoris negros y poderosos todo un malabarismo de simonías y estafas”. Valiéndose de un verbo ágil y vertiginoso se desparrama por detalles y neobarroquismos muy al detalle de Carpentier, confirmando en cierta modestia el carácter panbarroco de las mezclas de américa.

Para cerrar, La noche de los buzones blancos es una balada sosa de otro héroe, casi predecible en el corpus del cuentario. Como colofón solo repite fórmulas advertidas y amaestradas en anteriores textos.

Concluyo como se aburre uno con la conclusiones, el leer el aproximaje del pueblo mítico Alcanfores, sus parajes en donde nos quiere incestar o atestar Peix. Adobo del 1916 titánico y latente como empalme a las subsiguientes inyecciones del dictamen político exterior. Escenario repetido en América, entre canelas ardiendo, familias acolchadas, balas, vísceras y fluxus. He aquí uno de tantos empalmes con el temario del compendio. En técnica se ven todos esos charcos de párrafos empalados por la flecha del amour/morte, éter/terreo, el camino de la rueda de los tejidos semánticos salcochar el humor y la carne del sarcasmo. Ironía?


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